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Dietas Terapéuticas: Qué son y qué Beneficios aporta al Cuerpo

Muchas veces, cuando utilizamos la palabra “dieta”, solemos hacer referencia a un tipo específico de régimen alimenticio que apunta básicamente a la pérdida de peso. Sin embargo, son muchos los tipos de dieta existentes e, incluso, hay algunas que apuntan a cumplir una función mucho más profunda. Un ejemplo de estas dietas, son las llamadas “dietas terapéuticas”. En este artículo, exploraremos cómo un acercamiento terapéutico a la alimentación puede ayudar a cuidar nuestra salud.

Contenido de este artículo

¿Qué son las dietas terapéuticas?

Muchas veces, cuando nos enfrentamos a una determinada enfermedad, una de las cosas que suele cambiar es nuestra alimentación. Esto puede ocurrir con distintos fines: tanto para favorecer el mejoramiento de la salud del paciente, como, también, para adaptar la alimentación a las nuevas condiciones del mismo, tanto estructurales como funcionales.

Cuando la alimentación es modificada con fines (o por motivos) clínicos, se habla de “dietas terapéuticas”.

Cuando un médico especialista receta a un paciente una dieta terapéutica, se estima que ésta debe tener incidencia sobre al menos uno o más parámetros nutricionales que serán modificados respecto a su desarrollo con una alimentación previa al tratamiento.

Efecto terapéutico de los alimentos
Efecto terapéutico de los alimentos

Alteración de los parámetros nutricionales

Un claro ejemplo de este tipo de alteración, es el que se encuentra implícito el aumento o la disminución (respectivamente) del valor calórico y el nivel de energía consumido, tanto en dietas hipocalóricas como en las hipercalóricas.

Hay ciertas enfermedades – crónicas o no – que requieren necesariamente de modificaciones específicas en nuestra alimentación. Algunos ejemplos clásicos de ello se encuentran en los siguientes casos:

  • En los casos de Diabetes millitus, son muchos los carbohidratos que deben ser excluidos (o, al menos, limitados) de nuestra dieta
  • Muchos procedimientos patológicos exigen modificaciones en los lípidos, tanto en lo que respecta a la cantidad como a la calidad
  • Para ciertos tipos de insuficiencias renales suele reducirse la ingesta de proteínas

Estos son sólo algunos de los ejemplos más frecuentes sobre modificaciones necesarias para distintas problemáticas o tratamientos médicos.

Modificaciones necesarias en la alimentación

Cuando se lleva adelante la adopción de un régimen alimenticio específico a modo terapéutico (o una “dietoterapia”), muchas veces es necesario establecer modificaciones significativas en las características, tanto físicas como químicas, de los alimentos. De esta manera, puede darse lugar a la conformación de una dieta que esté:

  • Modificada en lo que respecta a su consistencia: dietas blandas, líquidas, semi-líquidas, trituradas, entre otras
  • Modificadas en cuanto a su volumen: cambios en las fracciones de las comidas
  • Modificadas en cuanto a su horario: variaciones en la cantidad de tiempo a trascurrir entre comidas

Por lo general, para que un régimen alimenticio regular pase a convertirse en una dieta terapéutica, se requiere ocasionar un desequilibrio al interior de la misma. Sin embargo, este desequilibrio no debe significar, nunca, contraer carencias nutricionales en el paciente. Por el contrario, todo cambio en la alimentación, para que se trate efectivamente de una dietoterapia, debe resultar beneficioso para la salud del paciente y, especialmente, para controlar (o curar) cierta patología o enfermedad.

Cuando un médico especialista receta a un paciente una dieta terapéutica para una determinada patología, deben tenerse en cuenta las distintas fases o etapas por las que está pasando dicha enfermedad. Esto se debe a que el tipo de alimentación que se adopte no será siempre el mismo, sino que dependerá directamente de la necesidad clínica del paciente en cada etapa de la afección. Es así como surge el concepto de “dieta progresiva”

La dieta progresiva

Una dieta progresiva podría ser considerada como la dieta o régimen alimenticio específico para cada etapa determinada de una enfermedad en curso. Por lo general, muchas de las dietas progresivas tienden a adoptar el siguiente mecanismo:

  • NPO, dieta absoluta (es decir, nada por vía oral)
  • Dieta hídrica
  • Dieta líquida clara
  • Dieta líquida full (completa)
  • Dieta blanda
  • Dieta hospitalaria
  • Dieta común

Como podemos observar en el ejemplo anterior (aunque no todas las dietas progresivas actúan de la misma manera), la dieta suele transformarse en relación a las necesidades y capacidades de un paciente a lo largo de una enfermedad o patología determinada.

La dieta terapéutica básica

La dieta como terapia corporal
La dieta como terapia corporal

Existe una clase de dieta terapéutica que es la más frecuente y más utilizada, que solemos observar en la mayoría de los casos. A su vez, existen también dietas hospitalarias, que suelen administrarse de manera regular (y sin demasiada diferenciación según cada caso) en los pacientes en situación de internación.

Finalmente, existen las dietas terapéuticas específicas, que son las destinadas a atender ciertas situaciones patológicas específicas y responden a las necesidades (clínicas y nutricionales) de cada paciente en particular.

Si bien es cierto que existen ciertos patrones de homogeneización en casos simples de dietas terapéuticas, es fundamental que las mismas respondan a las necesidades y capacidades de cada paciente en particular. Por ello, la recomendación es que toda dieta o régimen alimenticio, así se tenga en claro cuál es el problema que nos trae molestias, sea recetado y adaptado por un médico especialista, una vez realizados los estudios clínicos y diagnósticos correspondientes.